Sobre mí

Soy podóloga. No me preguntes por qué, pero por ahí empecé y fue un acierto ya que me permitió admirar el virtuoso diseño del pie y su funcionamiento  advirtiendo lo mucho que influye y depende del resto del cuerpo.

Soy fisioterapeuta, porque me permite tratar todo el cuerpo y velar por la salud de su movimiento. Así de sencillo y esencial.

Soy profesora del método Feldenkrais y baño el resto de actividades con lo mucho que se aporta desde esta esfera por ser respetuosa, indolora y tremendamente pedagógica. Creo que no hay recurso más útil para convertir a un/a paciente en alumno/a y, por lo tanto, en persona​ capaz de aprender y adquirir autonomía saludable.

Por el camino estudié literatura comparada, adoro el arte y, tras hacer un máster en investigación científica, encamino mis pasos hacia el final de un doctorado que versa, porque también hay poesía en la ciencia, sobre el equilibrio en personas con neuropatía periférica. Esto guarda relación con la sensibilidad, las habilidades motoras y la posibilidad de jugar con la plasticidad de aquello que se siente y hace incluso en presencia de patología.

Espero no ser muy perezosa e ir contando por aquí, con números, imágenes y palabras, lo que se concluye de esa investigación gestada y desarrollada entre la Universidad Complutense de Madrid, el hospital de La Paz y los centros asociados del Hospital Príncipe de Asturias.

En los huecos profesionales que me quedan acudo a la Comisión de trabajo sobre ejercicio terapéutico del Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid, y colaboro con la Universidad Antonio de Nebrija tutorizando y formando parte del Tribunal Asesor de trabajos fin de grado en fisioterapia.

Si no fuera porque también salgo, disfruto, curioseo y amo, haría todo lo anterior tan agotada que poca calidad clínica podría aportar, sin embargo, hay armonía y disfruto con mis actividades y eso es vital para tener salud y para transmitirla.